Sin duda, lo mejor que tiene nuestro país, la virtud por la que más destacamos por encima de otros, es por el uso que le damos, siempre que podemos, a ese intervalo de tiempo que va desde la comida hasta la merienda: la siesta.
Sin embargo, pese a lo que piensa la gente, esta sana costumbre nos es producto de la vagancia de los españoles. De hecho, viene de unos que, precisamente, no destacaron por su vagancia: los romanos. Y de éstos también tomamos su nombre, la sexta. Correspondía a la sexta hora del día, lo que equivaldría para nosotros las 2 de la tarde.
Y, pese a lo que diga la gente sobre la vagancia de aquellos que duermen la siesta, está demostrado científicamente que es un hábito muy sano y que mejora nuestro rendimiento. De hecho, somos la envidia de un gran número de países que no pueden aprovecharse de este placer por la organización de su sociedad.
Así que, ya sabéis, dormid todo lo que podáis después de comer que rendiréis más.
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